Hace unos días pude leer un pequeño, pero gran post, de Marc Vidal entorno al cambio y la dura decisión de la renovación. Este sacrificio, y a su vez, esta necesidad para seguir activos y vivos, Marc lo describe con la fantástica fábula del águila que, con permiso de dicho autor, deseo compartir con vosotros.
El esfuerzo de renovación y de cambio en las organizaciones es un pilar que debe fundamentar a las empresas en años estratégicos. Me cuesta entender un análisis estratégico de las compañías sin que éstas describan e integren elementos de renovación en su ADN. No puedo entender empresas que funcionan, que dirigen y que caminan del mismo modo que cuando se fundaron hace más de una década, de dos, o de pocos años. Empresas que siguen pensando que la dirección de ésta sigue requiriendo una jerarquía dogmática y que no fusione sinergias dentro de la organización, que no fusionen elementos de generación de comunidad intercompany.
Personalmente, entiendo la necesidad de este tipo de desarrollo, de iniciativas y de modelos de management debe transformar y generar una mayor iniciativa, tanto en procesos, en I+D+i o simplemente en salud organizativa.
Sí, efectivamente pensar de este modo genera un gran sacrificio, la dirección general perdería la autarquía clásica, pero quizás haya que cambiar su pico.
El águila es el ave que vive más tiempo, llegando a alcanzar 70 años. Sin embargo, para llegar a esa edad, a los 40 años tiene que tomar una seria y difícil decisión. A los 40 años el águila se encuentra en una fase decisiva y delicada de su vida: las uñas se le han puesto largas y flexibles, y así ya no logra agarrar los animales de los cuales se alimentaba; el pico alargado y puntiagudo se ha puesto curvo, lo que le complica el cazar y el alimentarse. Sus alas están envejecidas y pesadas porque las plumas están más gruesas y se le hace cada vez más difícil volar. En ese momento de la vida, el águila sólo tiene dos alternativas: morir o enfrentar un doloroso proceso de renovación que va a durar 150 días.
Ese proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y alojarse en un nido cerca de una pared, donde no necesite volar. Luego de encontrar ese lugar, el águila comienza a batir con el pico en la pared hasta lograr arrancárselo. Después de que lo arranca, espera que nazca un nuevo pico, lo que tarda algunas semanas. Una vez que tiene su nuevo pico, el ave va a poder después arrancar sus uñas. Cuando las nuevas uñas comienzan a nacer, el águila comienza a arrancarse las viejas plumas. Recién después de cinco meses, cuando ese proceso está terminado, sale para el famoso vuelo de renovación y para vivir entonces 30 años más.
(posted by marc vidal, La Decisión)
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